Muchos jóvenes comienzan a consumir cocaína con fines lúdicos, para salir de fiesta los fines de semana. Sin embargo, esta sustancia es una droga altamente adictiva. Por eso, poco a poco les va transformando hasta provocarles un trastorno por consumo. En el artículo de hoy te contamos en qué consiste este trastorno, cómo afecta la cocaína al cerebro. 

 

Cómo afecta la cocaína al cerebro

A día de hoy no existe ninguna terapia farmacológica efectiva para superar el trastorno por consumo que provoca esta adicción. Por esto y debido a que su consumo sigue aumentando en países desarrollados, se invierten recursos en la investigación científica. Gracias a esto, a día de hoy se sabe cómo afecta la cocaína al cerebro y cómo lo daña. 

Se han estudiado los mecanismos psicobiológicos por los que esta droga provoca adicción. No sólo con modelos animales sino también utilizando distintas metodologías neurobiológicas. Diversas técnicas como estudios de neuroimagen en drogodependientes.  

Gracias a estas investigaciones, se tiene una idea mucho más exacta de los factores que provocan el desarrollo y mantenimiento de la adicción por su efecto en el cerebro. Se ha podido estudiar al mismo tiempo la función cerebral, cómo afecta a las vías de comunicación entre sus áreas y cómo cambia la estructura de su materia. 

Las conclusiones son que un cerebro se vuelve adicto a la sustancia, no porque una persona sea más débil o carezca de fuerza de voluntad sino porque la estructura cerebral cambia y queda modificada para el consumo

El trastorno por consumo significa que el cerebro de un consumidor es incapaz de darse cuenta de las consecuencias negativas que tiene su propio comportamiento. Esto se debe a que la cocaína ataca a las áreas que rigen los procesos cognitivos, de pensamiento, principalmente, la atención y el control de la conducta. 

 

Altera las funciones cerebrales

La cocaína modifica la estructura además de alterar las funciones cerebrales. El control de la conducta queda dañado en el momento en que el cerebro del consumidor se modifica en una de las áreas más primitivas de este órgano. 

Se trata  de la zona del Área Tegmental Ventral, Núcleo Accumbens, afectando a los circuitos de recompensa, por un lado. Por otro, el área de la corteza prefrontal se ve modificada también. Teniendo en cuenta que esta área rige la propia conducta. 

Esto explica la compulsividad, la necesidad de repetir la conducta de drogarse y el hecho de que un cocainómano no pueda inhibir su conducta y controlar o dejar de consumir. Esto es precisamente lo que define un trastorno por consumo: la absoluta pérdida de control sobre cuándo o cuánto consumir. 

Están estrechamente relacionadas ya que el circuito de recompensa es lo que marca la adquisición de la conducta adictiva. Lo que hace la cocaína es piratear el sistema de comunicación de los neurotransmisores y de esta manera aumenta el refuerzo el sistema de recompensa de una manera muchísimo más alta de lo que el cerebro lo haría de forma natural. 

Si, realizando una actividad que le provoque placer de forma natural, por ejemplo, practicar sexo, jugar o comer, uno tuviese, pongamos, un refuerzo de un 100% de recompensa, con la droga tendría un 300%. La consecuencia es que quiera repetir esa experiencia. Por otro lado, además, todo lo demás deja de darle placer.

como afecta la cocaina al cerebro

 

Compulsividad aprehendida

Esto explicaría la razón por la que una persona se hace adicta, se engancha a la droga. Y por otro lado, el motivo por el que necesita volver a repetir la conducta. La compulsión por drogarse aprendida. 

Esa gratificación es tan fuerte que el cerebro la memoriza como una conducta aprehendida. La memoriza, porque la cocaína afecta precisamente al área que controla la memoria y el aprendizaje, funciones cognitivas. 

Por tanto querrá volver a ella no sólo en buenos momentos sino también en los malos, como reforzador negativo. El sistema emocional ha quedado alterado y le recuerda por experiencias emocionales memorizadas la necesidad de consumir, por respuestas condicionadas. 

Cuando se habla de que la cocaína es altamente adictiva, lo que se intenta transmitir es que tiene esa capacidad para modificar la estructura del cerebro y para memorizar el aprendizaje de la conducta. Y que éste necesite drogarse.  

Sobre todo, en el caso de que la persona tenga el gen de la adicción. Esto quiere decir que hay personas más vulnerables que otras a desarrollar esta enfermedad. 

Es posible que un drogadicto comience consumiendo por el placer que le provoca por ese sistema de recompensa reforzado. Sin embargo, poco a poco, si desarrolla la adicción, lo que ocurre es que deja de darle placer. 

A pesar de esto, seguirá necesitando tomarla por eso. El consumo queda por encima de todo porque es lo que ha aprendido al estar dañado: a necesitar cocaína para su supervivencia.

No hay un tratamiento farmacológico o una cirugía que revierta este daño cerebral a dia de hoy. Se hace imperativo dejar de consumir la sustancia para que el proceso de deterioro no continúe y el cerebro sea capaz de ir regenerándose. Y, de esta manera, pueda volver a normalizar sus funciones. 

Este sería el motivo por lo que un tratamiento para superar una adicción, por trastorno de consumo de cocaína, es un proceso lento y que requiere de varios años. Es una enfermedad crónica, el daño ya está hecho, pero se puede hacer que el cerebro desaprenda, se deshabitúe.