Dejar de beber es un reto al que se enfrentan muchísimas personas que creen que han llegado a su límite. Enfrentarse al alcoholismo es un acto de valentía ya que un cerebro dependiente es incapaz de imaginarse sin consumir. 

Tener un trastorno por consumo impide reconocer lo que está pasando hasta que las consecuencias negativas de la adicción son muy evidentes. Por ello, muchos pacientes llegan animados por parte de sus familiares, que se dan cuenta antes, o con ultimatums. 

 

¿Cómo saber que es el momento de dejar de beber?

No importa cómo se llegue sino el hecho de decidirse, porque recuperarse es posible. Dar el paso es el momento más importante en la vida de un alcohólico, pero ¿cuál es el  punto en el que hay que comenzar a preocuparse?

Ante cualquiera de estas situaciones:

  • Cuando crea que ha perdido el control sobre la decisión de cuándo o cuánto tomar. Cuando sienta que está bebiendo en exceso:
    • Bien porque las cantidades sean mayores que antes. Necesita tomar dosis más grandes para sentir los mismos efectos.
    • O bien porque le dedica cada vez más tiempo. Bebe con más frecuencia.

Es mejor no fijarse en las excusas que tiene para beber sino realmente en la frecuencia y en la cantidad.

La mayoría de las veces es muy difícil reconocerlo porque la mente de un adicto va buscar siempre justificación para poder consumir. No se justifique los consumos sino simplemente reflexione sobre los que tiene.

  • Un indicador claro es haber intentado dejar el consumo en ocasiones anteriores y no haber podido. Quizás no lo haya intentado dejar, pero si se ha levantado encontrándose mal y preguntándose por qué no puede dejar de beber tanto, también es un motivo de alarma.
  • Si se está aislando cada vez más. Ha abandonado prácticamente a la familia y las relaciones sociales y no pasa tiempo con los demás porque prefiere estar a solas bebiendo ” tranquilamente” para que nadie le moleste. Probablemente manipule sin ser consciente a los demás para conseguir su situación ideal de consumo.
  • Cuando se es consciente de que uno no puede desempeñar sus obligaciones y está dejando también de lado las responsabilidades no sólo por preferir irse a consumir sino por no estar en condiciones de cumplir debido al consumo
  • Cuando aparezcan temblores después de haber estado unas horas sin tomar, por ejemplo, a primera hora de la mañana. Los temblores suelen ir acompañados de otro conjunto de síntomas, que suelen achacarse a la resaca y sin embargo, son el síndrome de abstinencia
  • Despertarse por la noche para consumir alcohol o incluso tenerlo en la mesita de noche o debajo de la cama para no tener que levantarse. Este es un indicador para pedir ayuda urgentemente.
  • Si ha decidido dejar de beber, pregúntese por qué lo está haciendo, si está pasando algo grave para tomar ahora esa decisión: 
    • Que hayan empeorado las discusiones
    • Que se haya vuelto más agresiva
    • Que se encuentre físicamente deteriorado
    • Que se encuentre mal anímicamente o con lagunas mentales, dificultad de concentración, etc.
    • Que lo hayan echado del trabajo o dado el aviso
    • Si ha cometido infracciones por conducir bajo los efectos de la sustancia, como retirada del carné o tener accidentes…. 

Si se reconoce en una sola o más de las 7 situaciones anteriores, hay un problema con el alcohol. Aunque se repita que puede controlar la situación, cuanto más tiempo lo deje peor será el daño. Si tiene dudas, lo mejor es acudir a un especialista o a su médico. 

 

dejar de beber

 

Cómo me afecta la bebida física y psicológicamente

El etanol es un neurotóxico que afecta y ensucia el organismo y el cerebro. Provoca muchas enfermedades y muchas de ellas gravísimas. Aún sin hacerlo, provoca un deterioro físico muy evidente en las personas. Además es una dependencia progresiva que siempre va a ir a más. 

  • Físicamente se cambia y además se duerme mal, con alteración de las funciones de los sistemas principales del organismo. Los síntomas del síndrome de abstinencia añaden nerviosismo, insomnio, irritabilidad. Padecer esto de una forma crónica envejece y hacer enfermar a las personas.
  • El abuso desarrolla además de alcoholismo, patologías graves como el cáncer de hígado, la cirrosis, el cáncer de esófago, enfermedades cardiovasculares con riesgo de infarto o accidente cerebrovascular, problemas sexuales, etc 
  • Psicológicamente la persona se irá encontrando peor por:
    • Remordimientos por haber consumido otra vez
    • Por conductas inapropiadas que haya tenido bajo los efectos de la sustancia
    • Porque no recuerda las cosas
    • Por impotencia al no poder controlarlo
    • Por estar dañando a las personas que quiere, etc. 

Parecen diferentes motivos, pero en realidad, son uno: el alcohol. El alcoholismo, en general, provocará mucho sufrimiento. 

  • Al ser un depresor del sistema nervioso central, las personas que abusan tienen tendencia a desarrollar depresión. También otros trastornos como ansiedad, celotipia alcohólica o celos enfermizos, y otra serie de enfermedades psiquiátricas. Se distorsiona mucho la percepción de la realidad. Si no se detiene el consumo de alcohol, los pacientes suelen ser medicados por este tipo de cuadros, con el peligro añadido de, al ser ya adictos, volverse dependientes de las benzodiacepinas u otro tipo de medicación.
  • Se trata de una enfermedad emocional, que poco a poco irá convirtiendo a la persona en inestable, con altibajos de humor, con reacciones inesperadas, voluble, caprichosa, de excesos, indecisa, impulsiva, mentirosa y manipuladora, con baja autoestima y finalmente, alguien incapaz de cuidarse. 
  • Enfermedades neurológicas, con daño cerebral como el Síndrome de korsakoff, neuropatía alcohólica o demencia alcohólica, entre otras. Estas patologías hacen muy difícil una recuperación completa  para disfrutar después de una vida de calidad.

 

Cómo afecta la bebida a mi familia y mis amigos

La vida social y familiar de una persona dependiente al alcohol también se ve afectada.  

Normalmente, muchos familiares y amigos de personas con adicción llegan a los centros para pedir ayuda muy cansados, con años de sufrimiento. Esta enfermedad puede desarrollarse muy a largo plazo. 

El entorno más cercano son los primeros en darse cuenta de que el alcohol afecta mal a su ser querido. Las conductas adictivas y los comportamientos salidos de tono que padecen van desgastándoles. 

Al principio, no achacan la culpa al consumo. De alguna manera, la bebida siempre ha estado ahí, presente en su vida y al principio no le afectaba mal. 

Tendrán la certeza cuando los cambios que provoca en el paciente sean muy evidentes y por las consecuencias negativas que va a traer a todos. Como hemos visto más arriba, el adicto se convierte en una persona con una serie de “cualidades” con la que es muy difícil convivir.  

Como consecuencia, la familia se va a ir agotando. Sobre todo si intenta que el adicto deje de beber o cede repetidamente a los chantajes y promesas que, al ser una enfermedad, no puede cumplir. Un dependiente del alcohol no está capacitado para dejar de beber sin ayuda. Es una enfermedad que requiere un tratamiento especializado.

Al final la familia sufre mucho y puede ser no sólo por el comportamiento que tiene la persona sino también por los desastres que su consumo va provocando, problemas económicos, deudas, problemas legales, peleas, complicaciones en el trabajo, abandono del hogar, cambio de roles familiares, que van complicando mucho el día a día de la unidad familiar.  

A este tipo de complicaciones hay que sumar las emocionales: impotencia, frustración por no poder ayudarle, aislamiento por vergüenza a que los amigos y otros sepan lo que está pasando. Una mezcla de sentimientos que van fluctuando entre el cariño y el rencor, la comprensión y la victimización. La familia va desgastando los recursos afectivos

El sufrimiento puede llegar a desestructurar la familia, destruirla o hacerla enfermar. Una de las enfermedades habituales es la codependencia: los demás miembros enferman como consecuencia del alcoholismo de su ser querido. Puede llegar a convertirse en una verdadera patología con necesidad de tratamiento.

 

Etapas para dejar de beber

Dejar de beber es un proceso que comprende varias etapas:  

  • Tomar la decisión no es fácil. El paciente va a dudar, atravesando un proceso de ambivalencia antes de decidirse. Si se fija en la parte idealizada del consumo, le será más difícil tomar la decisión de abandonarlo. Es importante ayudarle a que se dé cuenta, acepte su enfermedad y los problemas que le ha ocasionado la bebida.
  • Llega un momento en que se estará preparado para tomar la decisión. Sin embargo, las ganas de consumir o craving, harán volver a la fase de duda durante las etapas de su tratamiento. Hay que motivar al paciente para mantener la abstinencia. Es una enfermedad recidivante, con tendencia a la recaída. 
  • Cuando el paciente esté preparado para el cambio, va a permitir que se le ayude. Se compromete. Se aconsejan las terapias de grupo y los tratamientos cognitivo-conductuales han resultado ser más eficaces.
  • Las etapas para recuperarse de una adicción al alcohol son :
    1. DesintoxicaciónLimpiar el organismo de las sustancias y prepararlo para la abstinencia. Se trabaja la dependencia física. Es la parte más fácil.
    2. DeshabituaciónSe ayuda a mantener la abstinencia. Se trabaja sobre todo la dependencia psicológica sobre la sustancia. Deshabituar al cerebro de las conductas de consumo. Para esto es necesario realizar cambios en los hábitos y estilo de vida.
    3. RehabilitaciónEn esta etapa se ponen en práctica las estrategias y herramientas aprendidas para evitar las recaídas, para vivir y enfrentarse a la vida sin la sustancia.
    4. Reinserción socialSe normaliza la vida del paciente. Se le acompaña en el proceso de incorporarse a un trabajo, recuperar o formar una familia etc.

En los tratamientos exitosos, el objetivo no es la abstinencia sino llevar una vida de calidad de manera que el paciente rechace naturalmente y se mantenga alejado del consumo.