La adicción, enfermedad sin cura pero recuperable, se caracteriza por comportamientos y deseos compulsivos hacia el consumo de drogas, una actividad o una relación. Además de ser una enfermedad física, ya que afecta al funcionamiento del cerebro, se considera una enfermedad mental, social y espiritual.
Diferenciamos varias razones por las que las personas comienzan el consumo de sustancias.
¿Por qué se empieza a consumir?
Muchas de las drogas, al ser consumidas, causan en la persona sensación de placer; algunas provocan euforia, seguridad en uno mismo, y otras relajación. Es por ello, que las personas consumen, buscando sentirse bien.
Otras personas, buscando aliviar sentimientos de angustia o situaciones de estrés, recurren al consumo de sustancias, como son las benzodiacepinas, para sentirse mejor. El estrés es un detonante en el inicio, continuación o recaída del consumo de estas drogas.
Con el fin de desempeñar mejor una actividad o trabajo, muchas personas comienzan a consumir estimulantes o esteroides, por ejemplo para mejorar el rendimiento deportivo.
Existe un grupo de población, los adolescentes, que se inician en el consumo de drogas por el simple hecho de que “otros lo hacen” o incluso para impresionar a sus iguales.
A pesar de que las personas perciban efectos positivos en el comienzo del consumo y crean que pueden controlarlo, si el consumo continúa, dichos efectos comienzan a producir sensaciones menos agradables con respecto a actividades que antes resultaban placenteras. Es aquí cuando comienzan los signos de la adicción, consumen a pesar de obtener problemas, e incluso necesitan consumir cada vez más. El simple hecho de beber y conducir acarrea problemas, pudiendo pasar de una actividad placentera a una tragedia que afecta a muchas más personas.
El inicio del consumo de sustancias suele ser una decisión propia y voluntaria, pero que con el tiempo no se puede controlar; es cuando aparece otro de los signos de la adicción, la capacidad de autocontrol se deteriora. Está demostrado que las personas adictas sufren cambios físicos en el cerebro que, entre otras capacidades, afectan al control del comportamiento.
Se dan dos tipos de factores, que determinan el hecho de que una persona llegue a sufrir la enfermedad de la adicción o no, que pueden ser ambientales o biológicos. Por un lado nos encontramos con los factores de riesgo, que harán que la probabilidad de ser adicto sea mayor. Ejemplo de estos factores son los comportamientos agresivos en la infancia, fácil acceso a las drogas, escasas habilidades sociales,…. Y por otro lado, nos encontramos con los factores de protección, que hacen que la probabilidad disminuya, como por ejemplo la supervisión de los padres, las relaciones positivas, políticas escolares contra las drogas, …
Los factores ambientales que aumentan el riesgo de adicción son la influencia del entorno más inmediato, hogar, familia, amigos y compañeros. Y en el caso de los factores biológicos, son factores genéticos y sufrir alguna enfermedad mental.
El consumo a temprana edad y el método de administración de la droga, son otros factores de riesgo que aumentan el riesgo de padecer la enfermedad en cuestión. El consumo a temprana edad es un gran indicador de tener problemas, entre ellos sufrir la adicción. Y cuando la droga se fuma o inyecta, el sentimiento de placer es instantáneo, pero en pocos minutos desaparece, lo que impulsa a la persona a volver a consumir.
Existe un periodo durante la adolescencia en el que parte del cerebro continua madurando, y si se inicia el consumo de drogas, el adolescente puede sufrir cambios en el cerebro con consecuencias graves y permanentes.