La heroína es una droga depresora del Sistema Nervioso Central derivada de la morfina, un opioide con propiedades analgésicas que también se emplea antitusivo y antidiarreico. Se trata de una substancia extremadamente adictiva, pues crea una rápida tolerancia y una fuerte dependencia física, siendo considerada una de las drogas más adictivas y dañinas.

Especialmente adictiva

La heroína tiene un gran carácter adictivo en parte por su capacidad de crear sensaciones placenteras intensas mediante la unión a los receptores de opioides en el cuerpo, haciendo que se libere dopamina.

Sus efectos son variables, especialmente a corto plazo, pues dependerán de la dosis y la forma en la que se haya administrado, pero entre estos efectos destacan:

  • Alivio inmediato del dolor
  • Sentimiento de euforia
  • Pesadez en las extremidades
  • Calor intenso
  • Sedación

Estos efectos van disminuyendo con su consumo continuado, por lo que se precisan cantidades mayores cada vez a fin de conseguir el mismo efecto, algo que también aumenta el peligro de sufrir una sobredosis.

  • Estos primeros efectos placenteros no tienen demasiada duración, dando paso a los efectos secundarios, entre los que se incluyen:
  • Confusión
  • Náuseas y vómitos.
  • Picores
  • Boca seca.
  • Bajada de la temperatura corporal
  • Hipersensibilidad a la luz.
  • Disminución del ritmo cardiaco y de la respiración.
  • Piel cianótica, etc.

Complicaciones graves a causa de su efecto narcótico

Uno de los principales factores que pueden desembocar en una consecuencia grave es el efecto narcótico de la heroína. Estas complicaciones aparecen cuando se consume en varias tomas diarias, lo que puede derivar en una alteración fisiológica del organismo y también a causa de las impurezas del producto. En este sentido, hay estudios que indican que, al menos un 60% de los consumidores habituales han sufrido en alguna ocasión una sobredosis.

Otra consecuencia es la posibilidad de desarrollar psicosis y estados epilépticos o, inclusive, una reacción alérgica debido a las impurezas que contiene. A largo plazo, además provoca daños dentales e inflamación de las encías, extreñimiento severo, excoriaciones de la piel a causa del rascado, deficiencias inmunitarias, desnutrición, alteraciones del sueño y disfunción sexual, entre otros.

En su aplicación intravenosa provoca flebitis, así como endocarditis con afectación de la válvula tricúspide del corazón. Además de conllevar un alto riesgo de desarrollar diversas infecciones como el VIH o la hepatitis.

Distintos tipos de heroína

Este tipo de heroína es la base de diamorfina, es decir, el resultado de la primera etapa de la purificación de la diacetilmorfina impura. Suele mezclarse con otras sustancias como cafeína, estricnina, azúcares, etc. Y su contenido en heroína varía entre un 25 y un 50%. Su producción es más sencilla que la de la heroína blanca y se consume habitualmente fumada, pues se quema a una temperatura más baja. Para poder ser inyectada y que resulte soluble en agua, es preciso añadirle algún tipo de ácido, ya sea ácido cítrico o ascórbico. También es llamada Brown Sugar

La heroína blanca, o clorhidrato de diamorfina, también es conocida habitualmente como heroína tailandesa. En su proceso de purificación se emplean éter y ácido clorhídrico, aunque este tipo de heroína posee el porcentaje más elevado en principio activo, que puede superar el 90% de riqueza. Esta substancia suele ser de color blanco, una forma de sal pura y soluble en agua, pero también podemos encontrarla de color beige, marrón o rosado, en función de los químicos que se hayan utilizado para producirla. Se administra generalmente por vía intravenosa debido a que requiere una mayor temperatura de combustión que la heroína marrón.

Este tipo de heroína se conoce habitualmente como “goma” o “alquitrán negro” por su apariencia similar a la brea. Se trata de una sustancia normalmente negra pegajosa y resinosa de procedencia americana (mejicana) que es el resultado de la acetilación incompleta de la morfina. Su porcentaje de pureza suele ser de alrededor de un 20% o inferior. Su coste de producción es inferior al de las anteriormente descritas y suele ser también más barata. Se suele administrar por vía intravenosa.

En resumidas cuentas, con independencia del tipo de heroína del que hablemos, se trata en todo caso de una substancia especialmente nociva y perjudicial para el consumidor y con graves efectos a medio y largo plazo.

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