Hay muchas posibilidades de éxito en los tratamientos actuales para dejar las drogas, aunque el paciente entre en contra de su voluntad. Erróneamente solemos pensar que es el paciente el que debe decidir. A continuación reflexionamos sobre si la decisión de entrar en tratamiento debe tomarla el adicto. 

 

¿La decisión de entrar en tratamiento debe recaer en el enfermo?

Sería lo ideal, pero no es lo habitual. Para ellos es prácticamente imposible. En el post de hoy nos acercamos a conocer por qué es tan difícil decidirse a salir de las drogas y quién debe tomar la decisión de entrar en un tratamiento de desintoxicación.

 

No es fácil dar el paso de dejar de consumir para un dependiente

Es muy difícil parar a un adicto que está en pleno apogeo de consumo y plantearle que debe ingresarse. En cuanto oyen la palabra ingreso o tratamiento se ponen a la defensiva o incluso agresivos. Es desesperante y hay muchas familias que ahora mismo están pasando por ello. 

Y es que decisión de dejar el consumo es lo más complicado porque hay diferentes obstáculos que se lo impiden:

    1. Su cerebro ha quedado diseñado para el consumo y es incapaz de verse sin él. La adicción es una enfermedad que daña el funcionamiento cerebral. Como consecuencia, la mente interpreta el consumo como su supervivencia. No es que no quieran dejarlo sino que no pueden verse sin su sustancia. Les da mucho miedo. Por eso, llegan a los centros de ingreso pidiendo que se les enseñe a controlarlo. Un imposible.
    2. Tienen distorsionada la realidad debido al aumento de la dopamina. El adicto vive en un mundo que se ha creado, paralelo y sostenido por el autoengaño. Necesita salir de ahí. Una distorsión que puede llegar a ser grave.  
    3. En la mayoría de los casos no se está capacitado para tomar esa decisión. Para decidir se necesita tener la capacidad. Y sin embargo, el consumo daña las funciones cognitivas que lo dificultan. Sin embargo, aunque ese daño no sea tan grave, tampoco su visión de la realidad está bien. Por tanto, podemos decir que no es una persona que pueda elegir en ese momento lo que le conviene.

 

“Tomar la decisión” es un proceso en sí mismo

Prochaska y DiClemente diseñaron un modelo con 6 etapas en los estadios de cambio, que identificaron con las 6 realidades por las que una persona va a pasar. Estas son:

  1. Precontemplación: Aún no se ha identificado el consumo como un problema y por tanto la persona piensa que no necesita ninguna ayuda ni cambio.  
  2. Contemplación: La persona se muestra ambivalente. Por un lado, se plantea el cambio, ya consciente de que hay un problema, pero por otro, idealiza mucho lo que le da el consumo. 
  3. Preparación: se siente más preparada y motivada para actuar. Se compromete a comenzar el tratamiento. 
  4. Acción: se implica en acciones que le llevarán al cambio y le alejarán del consumo.
  5. Mantenimiento: Se trabaja para mantener el cambio conseguido a la larga. La fase en la que se aprende a vivir sin drogarse.  
  6. Recaída: Se vuelve a repetir patrones anteriores al cambio y que llevan a la recaída. 

El proceso de cambio además no es lineal debido al deseo intenso de consumir, llamado craving. Éste hace que el paciente vuelva a las etapas primeras pudiendo llegar a una recaída. Se idealiza otra vez el consumo, olvida el sufrimiento y los desastres causados a consecuencia del mismo. 

 

entrar en tratamiento

 

¿Quién debe tomar la decisión de entrar en tratamiento en caso de que el afectado no pueda?

A pesar de lo expuesto en el apartado primero, pretendemos que un adicto que está consumiendo, decida entrar en tratamiento, dejar las drogas. Y cuando dice que no, como es lógico, las personas a su alrededor no lo entienden y aceptan que “si no quiere, es imposible”. Perdemos de vista que no puede tomar la decisión

Luego además, nos solemos sorprender cuando la persona pierde la vida en una espiral de consumo. Ahí están casos de figuras muy conocidas como puede ser Amy Winehouse, por poner un nombre. 

Si tenemos la potestad de ingresar a la persona es mejor no esperar porque será cada vez peor. Es el caso de los menores. A los adultos se les puede “obligar” también con diferentes estrategias. 

En este sentido, la doctora Nora Volkow y el National Institute of Drug Abuse de EE.UU señala que un tratamiento obligatorio es eficaz también. 

Es decir, no necesita ser voluntario. Porque funcionan. Aunque el paciente no esté de acuerdo, al ser sometido a una desintoxicación: 

  • Hay una recuperación del daño cognitivo. Será más fácil que sea consciente de lo que la droga le ha hecho y de que empiece a valorar la posibilidad de dejarla.
  • Está en un entorno ideal para ver la realidad, al salir de su mundo. 
  • Se van a sentir identificados con el resto de enfermos. 
  • La motivación y el apoyo de los especialistas y compañeros van a hacer que de un gran paso en su proceso de cambio. 

Si pasada esta fase deciden no quedarse, no se puede ir contra su libertad. Pero que no sea porque la familia y amigos no lo han intentado. Todos tienen derecho a esta oportunidad