La ludopatía es una enfermedad adictiva que, en ocasiones, no suele detectarse con facilidad. La falta de una sustancia tóxica, como puede ser el alcohol o el cannabis en sus respectivos trastornos adictivos, dificulta la detección por parte de los familiares del ludópata. Es por ello que si sospechas de que alguien de tu entorno es adicto al juego, te recomendamos que sigas leyendo este artículo. En él te explicamos cómo detectar la ludopatía, qué signos son los que debes tener en cuenta a la hora de saber si una persona es ludópata o no.
¿Cómo se detecta la ludopatía?
Esta enfermedad es muy equiparable al alcoholismo y a los demás tipos de adicciones, ya que las reacciones de la persona contiene signos de haber desarrollado una adicción. A continuación se describen circunstancias, características y factores detectables en una persona adicta al juego:
- Excitación y aumento de la adrenalina: son signos físicos que pueden manifestarse como una reacción al juego, al igual que ocurre con adictos al alcohol, cocaína, heroína, etc. Muchas veces se confunde con las sensaciones de placer.
- Mala gestión del dinero: el adicto al juego comienza a perder dinero y es común que comience a acumular deudas por gastar un dinero por encima de sus posibilidades y cantidades cada vez mayores.
- Cambios en el estado de ánimo: el adicto experimenta cambios bruscos en su estado de ánimo. Puede pasar de estar muy deprimido a volverse agresivo o eufórico casi inmediatamente.
- Situaciones confusas y contradictorias: Es común que un adicto al juego desarrolle un comportamiento que puede resultar extraño en comparación con su actitud normal. Un ejemplo de esto puede ser comenzar a quedarse más tiempo en el trabajo o en la universidad y atribuir las pérdidas de dinero a robos o compras de las que no se tienen conocimiento.
- Descuido de las actividades cotidianas: Normalmente cuando una persona desarrolla esta adicción, comienza a abandonar tareas cotidianas con el fin de emplear el mayor tiempo posible jugando e incluso otras actividades de ocio que anteriormente le resultaban entretenidas o placenteras comienzan a perder importancia en beneficio del tiempo de juego empleado.
- Egoísmo: Es habitual que además de jugar con un dinero que no tiene o que necesita para cosas más importantes, el adicto no es consciente de los daños que puede provocar su situación a las personas que están a su alrededor. Un claro ejemplo de esto es apostar el dinero de las facturas o del colegio de los hijos que normalmente acaba en acumulación de deudas y un acorralamiento que lleva a estas personas a buscar ayuda.
- Pensamiento de triunfo constante: Una persona adicta al juego no es consciente de que el azar es la mayor premisa del juego, y cree que él está por encima. No se tiene noción de que el fracaso es un factor a tener en cuenta y por eso siempre creen que apostando no van a perder.
- Negación: El adicto siempre va a negar que tiene un problema con el juego. Este es un patrón muy repetido entre personas que sufren algún tipo de adicción, ya sea una adicción con sustancia o sin sustancia. Cuando le preguntas a una persona adicta sobre su problema lo primero que va a hacer es negar que exista, haciendo referencia a su capacidad de autocontrol que, por supuesto, está minada por la adicción aunque la persona no se de cuenta.
Conclusión
Como te mencionamos al principio del post, detectar la adicción al juego puede ser más complicado por parte de familiares y amigos al no existir una sustancia tóxica que provoque síntomas físicos de adicción.
Estos son algunos de los patrones de comportamiento más comunes entre los adictos al juego. Obviamente cada persona es diferente y los “síntomas” pueden variar de unos a otros, pero puedes guiarte por estas pautas comunes para poder identificar si una persona de tu círculo cercano puede estar padeciendo una adicción al juego.
Cuando se trata de una adicción, el tiempo es un factor clave para garantizar la recuperación del paciente, por lo que si crees que alguien puede estar pasando por esto busca ayuda antes de que el problema se agrave.