5 prácticas de atención plena para la recuperación de adicciones

La meditación es una práctica con miles de años y, aunque existen muchas formas de meditar,  generalmente se practica quedando en quietud y observando en silencio nuestro cuerpo o pensamientos. Algunas personas se enfocan en su respiración y sienten que su pecho se expande antes de exhalar lentamente. Otras personas prestan atención a su experiencia física, escuchando todo su cuerpo y permitiendo que cada sensación exista sin juzgar. Y otras, simplemente se sientan y observan cómo entran y se marchan nuevos pensamientos de la mente.

Pero en última instancia, la meditación está destinada a conectarte con el momento presente y a permitirte experimentar y vivir el aquí y ahora.

La atención plena es el arte de estar presente en tu propia vida. Es una forma de abrir tu mente a una mayor conciencia; a una comprensión más verdadera y profunda de ti mismo y de tu mundo.

Numerosos estudios han demostrado que las actividades de atención plena pueden remodelar su cerebro de manera positiva, mejorando la salud física y mental y promoviendo el bienestar general. Pueden ayudar a controlar su ansiedad, darte una mayor conciencia de ti mismo y ayudarte a reconocer y lidiar con emociones que pueden no estar arraigadas en la realidad.

Además, incorporar ejercicios de atención plena en el tratamiento de adicciones es especialmente útil pues, el cerebro es el único órgano que se forma con la experiencia y la práctica y al igual que un músculo crece y se fortalece con el ejercicio. En el pasado, cuando te involucrabas repetidamente en pensamientos y comportamientos específicos que alimentaban tu adicción, sin saberlo moldeabas tu cerebro de manera que funcionaba en tu contra y te impedía ser consciente.

Por este motivo, la meditación y otros ejercicios de atención plena funcionan de la misma manera y te permiten reconectar intencionalmente tu cerebro de manera que traiga más control, conciencia y felicidad a tu vida.

¿Es posible estar en algún lugar sin estar allí? Por supuesto que sí. Así es como la mayoría de nosotros vivimos todos los días. Por lo general, nos sentimos estresados por algo que sucedió en el pasado o nos sentimos ansiosos por lo que podría suceder en el futuro. Rara vez nos enfocamos en el momento presente. Sin embargo, cuando nuestra atención está continuamente en otra parte, vamos por la vida en piloto automático, sin ver realmente la riqueza de la vida ni realizar todo nuestro potencial.

Ser consciente significa estar presente, aumentar nuestra conciencia y abrir los ojos a la realidad del ahora. Este momento.

La mayoría de las personas en recuperación de adicciones son antiguos artistas del escape, que buscan escapar del estrés y la ansiedad que conlleva la vida cotidiana. Estar presente y consciente nos ayuda a aprender a enfrentar la realidad tal como es, no como la percibimos.

Comienza prestando atención a las cosas ordinarias: la sensación de que tus piernas suben y bajan mientras caminas hacia el coche,  el sabor y la textura de la comida en tu boca, etc.

Hacer esto regularmente puede requerir práctica, pero es uno de los ejercicios de atención plena más fáciles de practicar. Darte cuenta de las pequeñas cosas te conectará con el momento presente, el lugar donde vives tu vida.

La vida está llena de estrés.  Constantemente nos sentimos abrumados y antes de que nos demos cuenta, explotamos de estrés o nos enfadamos o, peor aún, recurrimos al alcohol u otras drogas para sobrellevar la situación. Hay un ejercicio simple que ayuda con esto: concentrarse en la respiración. En lugar de enfadarnos por cosas externas sobre las que tenemos poco control, podemos centrar nuestra atención en algo interno que podemos controlar: nuestra respiración. La atención plena nos enseña a utilizar los poderes curativos naturales de nuestro cuerpo para controlar el estrés.

Intente tomar “descansos para respirar” pequeños y conscientes a lo largo del día. Nota la sensación del aire entrando y saliendo de tu cuerpo una y otra vez, siempre ahí para calmarte y apoyarte.

Cuando estamos estresados, es fácil quedar atrapados en una espiral dañina de pensamientos contraproducentes. Debemos cuidar activamente nuestra salud emocional durante estos tiempos. Centrarse en la respiración puede restaurar una sensación de calma y control que mantiene nuestra recuperación encaminada.

La mayoría de nosotros prestamos poca atención a los pensamientos que nos llenan la cabeza. Están ahí, como un ruido de fondo que hemos aprendido a desconectar. Ya sea que los notemos o no, nuestros pensamientos son la fuerza impulsora detrás de nuestros sentimientos y acciones. Lo que creemos acerca de nosotros mismos y de los demás determina cómo nos comportamos en el mundo, cómo interactuamos con las personas que nos rodean y qué tan efectivamente manejamos la vida.

Es fácil confundir nuestros pensamientos con la realidad, pensar que lo que pensamos siempre es verdad. De hecho, todos somos propensos a suposiciones falsas, conceptos erróneos y creencias infundadas. El Mindfulness nos enseña a tomar conciencia de nuestros pensamientos, permitiéndonos desprendernos de ideas dañinas que nos perjudican.

El diálogo interno negativo es una actividad común y es destructiva. Reconocer y luego desafiar estos pensamientos dañinos nos permite vernos a nosotros mismos bajo una luz más esperanzadora y precisa.

Controla tus pensamientos a lo largo del día, especialmente cuando te sientas ansioso o deprimido, y pregúntate qué pensamientos desencadenaron tus sentimientos. Recuerda que los pensamientos son solo pensamientos: no es necesario que les prestes demasiada atención. Luego practica dejarlos ir.

Los humanos nacimos para conectarnos. Los estudios han demostrado que cuando nos sentimos emocionalmente conectados, prosperamos mental y físicamente. Cuando nos sentimos desconectados, sufrimos. La atención plena nos ayuda a construir conexiones al enseñarnos a vernos a nosotros mismos y a los demás a través de la lente de la compasión. Dejamos de lado los juicios, estereotipos y prejuicios que construyen muros y practicamos la tolerancia, la bondad y la empatía que construyen puentes. La atención plena nos enseña que todos los seres merecen bondad amorosa porque todos somos parte de un todo mayor.

La adicción ha limitado nuestra capacidad de conectarnos con los demás de manera significativa. La compasión fortalece nuestra capacidad para construir relaciones saludables y curativas que afectan positivamente nuestras emociones internas.

La frase “igual que yo” se usa a veces en las meditaciones de atención plena para promover la compasión. Para este ejercicio, simplemente repite esta frase en tu mente durante tus interacciones con los demás y recuerda que todos tienen esperanzas y miedos, sueños y dolores “como yo”.

Como sociedad, tendemos a equiparar el ajetreo con lo positivo. Cuantas más actividades realicemos, mejor. Vemos la multitarea como una virtud y admiramos a las personas que de alguna manera logran “hacerlo todo”. Sin embargo, es en la quietud, no en la actividad constante, cuando somos libres para descubrir nuestras propias verdades personales que dan sentido y propósito a nuestras vidas. La atención plena nos recuerda que en la quietud encontramos la sabiduría para convertirnos en un ser humano en lugar de una acción humana.

La recuperación es un viaje, no un destino. La quietud abre nuestros corazones y mentes al vasto potencial dentro de nosotros a medida que pasamos tratamiento de adicciones y en recuperación.

Las sesiones de meditación de atención plena, la práctica de yoga pueden promover una sensación de paz interior. Lo importante es encontrar lo que funcione para ti: tu conexión especial con ese lugar tranquilo donde puedes volverte consciente, escuchar a tu corazón y renovar tu espíritu una y otra vez.